Algunos Cuentos

  TE CUENTO...

- Anthony ¿te acuerdas como conociste a tu enamorada?
- uhmm, que pregunta chibolo. Es una larga historia...
- cuéntame pues.
- jaja, espera que recuerde chibolo.

"Recuerdo muy bien el momento cuando te conocí, fue la noche más especial del año. Especial porque para mí no hubo mejor decisión que hablarte a costas de mi tonta, inocente y precisa timidez, realmente fue una acertada jugada, no creí poder penetrar la difícil barrera de tus desconocidas llamadas de atención, fue una misión que daba por abortada.
Esa noche de abril, en la lima sabatina, en la lima abstrusa y grisácea... te conocí.
Escuchaba claro el llamado de mi corazón, estaba más intranquilo que otros días, palpitaba furioso, se podía escuchar la resonancia vital que vivía dentro. Tenía muchas ansias, quería decirme algo, quería que entienda que hoy sería una noche distinta, una noche con descubrimientos libres y venturosos. Fue mi corazón el mensajero fiel y sincero el que presagio tu existir.
Camino junto al frío del sábado por la noche, camino hasta mi destino, hasta el momento del encuentro, de tus ojos y los míos, de tu sonrisa... de tu sonrisa maravillosa y cautivadora, esa sonrisa única e inocente la cual se clavo en mis ojos.
Mi llegada al sitio. Mi corazón todavía palpita fuertemente, siente que estas cerca, siente que te esperó por mucho tiempo. Mi llegada al sitio fue recibida por fútiles miradas, miradas sin brillo y gracia, atención que solo deje rosen mis hombros.
Solo tu atención era merecedora de la mía, solo tu atención, la más bella del sitio quiso encandilar a la mía. Mi corazón insistía con el pálpito furioso, seguía latiendo tan energéticamente, creo que había llegado la hora, la hora de verte."

- La verdad, no recuerdo mucho chibolo.
- No seas así Anthony, cuéntame.
- está bien!, ya que insistes...
- Muy bonita la forma de como la conociste.
- Así es chibolo y es algo que sin duda le debo agradecer.
- ¿Tuvieron problemas?
- ¡Ay chibolo! ¿Por qué tantas preguntas? No quiero recordar...

"Tuvimos inconvenientes, malestares de incomprensibles procedencias. Estuvimos cerca de la separación rotunda, estuvo cerca el fin del latido de mi dichoso corazón. Recuerdo también esos lúgubres momentos.
Fui un tonto al inicio, lo fui. Es solo que no me decía nada, no mencionaba por qué esa actitud esquiva y simple. por que las pocas palabras y su sentir complejo. Fui un tonto, demostré una actitud ensimismada, no expresaba mi sentir. El amor se dice, se demuestra, no solo se guarda y afirma, se emite, se libera. Cometí muchos errores que tal vez pudieron haberme costado lapidariamente caro. Errores los tuvo ella también, pero es un recuerdo que dejare volar... Claro que tuvimos problemas, pero pudimos resolverlos, pudimos afrontarlos. De una u otra forma, ella no se va y yo tampoco, porque esos problemas nos sirvieron de mucho, nos dieron mucha fuerza y madurez, nos enseñaron que el querer solo está disponible para los que realmente quieren y no para los que creen querer. Me siento libre a su lado, siento que solo ella es capaz de regalarme felicidad al máximo, felicidad y amor, que para mi... es lo más importante.

- ¿Me vas a contar, Anthony?
- No lo sé mi estimado chibolo, ya han sido muchos recuerdos por hoy, te parece si lo escribo y luego te lo paso.
- Así quedamos entonces. Nos vemos Anthony tengo que bañarme.
- Ok chibolo, anda... que yo hare lo propio...



  QUITANDOTE EL ANTIFAZ.

Me hiciste mucho daño, no pensaste en las deplorables consecuencias que pudiste causar. Lo hiciste y lo hiciste muy difícil.
Fue una tarde de agosto, una tarde gris, triste, una tarde sin brillo. Te empeñaste en hacerme venir a tu casa solo para desecharme, porque eso paso, me desechaste; no creo exagerar, yo me sentí el hombre más triste del planeta, yo te amaba, mi amor era el más sincero y puro que podía existir.
Clavaste tus palabras en mi novel corazón, penetraron sin barrera alguna mis sentimientos, los destrozaron, los derrumbaste, el mundo se me vino abajo.
En ese momento solo se te ocurrió decir: “perdón, no es tu culpa” , porque claro la victima eras tú y yo era esa mansa paloma que solo escuchaba y moría internamente.
Me retire de la escena con lagrimas fuertes, no me viste llorar, no me veras así nunca. No entendía porque tu fatal decisión. Me terminaste esa tarde de otoño cuando las hojas caían…

Te odie por semanas, odie tus palabras, odie tus fingidos besos, pero aun así te amaba y no podía olvidarte.
El tiempo fue mi medicamento, paso un mes para plantear mi venganza, no te olvidaba aun, pero esta vez sería diferente, seria yo el cruel de esta historia.
Decidí ir a tu colegio acicalado hasta más no poder. Camisa, corbata y pantalón mis cómplices de la revancha que puse en juego. Por suerte conocía a una de tus amigas y fue justo mi excusa para visitar tu colegio, tu salón, porque no solo tuve prendas como aliados sino también a una de tus amigas. Al portero fue fácil engañar, mencione que tenía que entregar con urgencia un mensaje… el muy inocente y al parecer mi aliado solo dijo : - Pase joven.
Ingrese  a tu colegio con ansias y nerviosismo, con ansias por que quería que veas lo que realmente desechaste, tenía en mente solo tu arrepentimiento.
Subí cortas gradas, camine siete u ocho pasos hasta la puerta de tu salón, tome aire, acopie valor, toque la puerta de tu aula, la puerta la abrió tu maestra que al verme quedo sorprendida. Me vieron tus amigos y amigas. Veía en sus ojos ese interés superficial que caracteriza a la masa estudiantil cuando algún humano con esplendor físico visitaba su entorno.
Te mire con firmeza y acierto, una pequeña sonrisa broto de mi rostro… me había vengado y me tope con un descubrimiento. Viste lo que desechaste, ahora veo en tus ojos ese arrepentimiento y superficialidad que llenaban tu imagen. Solo eras una de esas chicas que le importaba el físico… mi cometido fue realizado.
Solo mencione el nombre de tu amiga ya para finiquitar toda esta jugada que para muchos no fue correcto, pero que te desenmascaro.
Tu amiga se levanto y fue a mi encuentro, hablamos un rato, nos reímos, me dijo : - Que guapo estas! Yo le dije: - Gracias, ahora me doy cuenta que el mas cruel fui yo.
No voy a olvidar tu mirada y la mirada de tus conocidos, porque los rechiflos no solo fueron muestra de venganza sino también de tu completa demostración de superficialidad.

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